jueves, 2 de junio de 2016

Antroponimia

Antroponimia

La antroponimia u onomástica antropológica es la rama de la onomástica que estudia el origen y significado de los nombres propios de personas, incluyendo los apellidos.

Introducción

El ser humano siente la necesidad de identificarse con un elemento designador concreto: un antropónimo o nombre propio. Este hecho parece universal a casi todas las culturas humanas, aunque se registran algunas donde entre los miembros familiares no se usan nombres propios sino nombres comunes de parentesco como hijo / -a, padre / madre, etc.

Estructura de los antropónimos

En las sociedades preestatales el antropónimo está formado por un único nombre propio, muchas veces con algún significado descriptivo o simbólico. En las sociedades sedentarias, con jerarquización y gran número de individuos con frecuencia el antropónimo de las personas consta de al menos un nombre de pila, propio del individuo y algún tipo de nombre familiar. Así el nombre familiar puede servir para que los descendientes de miembros influyentes de la sociedad conserven el prestigio o poder de la familia a través del uso del nombre. O bien como sucede en muchas sociedades modernas, la combinación de un nombre de pila y un nombre familiar resuelve el problema de la existencia de un número de antropónimos limitado, y evita la confusión de que dos individuos tengan el mismo antropónimo.

Origen de los antropónimos

Aunque la inmensa mayoría de antropónimos derivan históricamente de nombres comunes, en muchas sociedades el significado original del antropónimo ha dejado de ser transparente y es desconocido. Así en la mayoría de sociedades occidentales el nombre es sólo un designador, que no tiene ningún significado particular y sólo mediante el estudio etimológico se conoce cual es el origen histórico de los nombres. Por otra parte, en muchas de las sociedades conocidas la mayoría de antropónimos tienen origen en un nombre o un significado reconocible, ya que en esas sociedades la posesión de cierto nombre se da por razones simbólicas importantes para el grupo.

Lingüística histórica

La etimología onomástica o estudio del origen histórico de los nombres de persona frecuentemente es de interés en los estudios de cambios sociales, migraciones e interacción entre sociedades diferentes. Así la presencia de ciertos antropónimos originarios de la lengua A entre los hablantes de la lengua B, puede indicar tanto la incorporación de personas de un grupo lingüístico en otro, como la influencia de un grupo cultural sobre otro. Por ejemplo, en español la presencia de nombres hebreos se debe a la influencia de la religión judeo-cristiana en los hablantes de latín que dieron origen al español. Por otra parte la presencia de nombres germanos en español se debió originalmente a la incorporación de personas de origen visigótico a las poblaciones hispanorromanas de la península ibérica. En otras ocasiones cuando los antropónimos incorporados en una lengua procedente de otra son pocos o aislados puede deberse a una moda cultural o a factores históricos más o menos accidentales.

Antroponimia occidental

Según la Biblia, el nombre del primer ser humano según el Génesis es Adán, que significa: Hombre Terrestre; Humanidad. Proviene de una raíz hebrea que significa: “rojo”.1 La costumbre en esta cultura era llamar al recién nacido con lo que decía el padre cuando lo veía por primera vez.

Los romanos tenían tan pocos nombres propios que cuando se les acababan daban a sus hijos nombres de números: Quintus, Sextus, Septimius, Octavius, Nonius, Decius, etcétera.

El cristianismo extendió la costumbre de usar nombres hebreos bíblicos, litúrgicos y de virtudes morales, y de utilizar una ceremonia específica para imponer los mismos, denominada bautismo; los pueblos celtas y germánicos por el contrario señalaron en sus nombres las virtudes relacionadas con el mérito guerrero y extendieron este tipo de nombres por Europa durante las invasiones bárbaras del siglo V. El Concilio de Trento (siglo XVI) consagró la costumbre de adoptar nombres de santos de la Iglesia católica, con lo que se redujo mucho la riqueza en el surtido de los nombres y se extinguieron muchos que eran muy antiguos (Lope, Garci, Tello, Fortún, Yago, Elfa, Brianda, Violante, Mencía). El antisemitismo de los cristianos desacreditó también nombres que poseían connotaciones hebraicas, como Efrén o Ephraim.

Hasta la Edad Media se usaban únicamente los nombres de pila. Para diferenciar a dos personas con el mismo nombre se añadía una indicación relativa al lugar en que la persona vivía, al trabajo que realizaba, o a cualquier otro rasgo característico. Así, a dos personas con el nombre Juan, se les distinguía, por ejemplo, llamando a uno Juan, el molinero y a otro Juan, el de la fuente. Cuando se instituyeron los apellidos esta costumbre se mantuvo, motivo por el cual existen todavía en la actualidad apellidos como Molinero o Lafuente. Estas costumbres eran útiles también para esconder apellidos poco prestigiosos o de origen judaico o morisco.

En español son muy frecuentes los apellidos terminados en -ez, como González, Martínez o Sánchez. Estas terminaciones indican que un antepasado tenía como nombre de pila, en este ejemplo, Gonzalo, Martín o Sancho, y que a sus hijos se les denominaba antiguamente Juan, hijo de Gonzalo; Juan, hijo de Martín o Juan, hijo de Sancho, respectivamente. Estos nombres son conocidos como patronímicos. En otras lenguas ocurre lo mismo:

Los prefijos Mac- o Mc- escoceses significan "hijo", por ejemplo, "MacPherson" es hijo de Pherson.
En lenguas semíticas tenemos, en hebreo la palabra ben 'hijo' (Ben Gurión, Ben Yehuda), análogamente la forma equivalente en árabe ibn 'hijo' (Ibn Jaldún, Ibn Zaydun, Ibn Hayyan) y la forma arameo bar (Bar Kokhba).
En las lenguas germánicas son frecuentes las terminaciones -sohn (alemán), -son (inglés, noruego, sueco) y -sen (danés): "Petersen" es hijo de Peter (Pedro), "Mendelssohn" es hijo de Mendel y "Gustafson" es hijo de Gustaf. En islandés aparece también -dóttir 'hija'.
En las lenguas eslavas se tienen las terminaciones -(o)vich o -vic que indican también filiación.
En griego moderno existen las terminaciones -poulos (-πουλος), -akis (-άκης) y -adis (-άδης), entre otras; en griego antiguo la más extendida era -idēs (-ίδης), hispanizado como -ida.
En georgiano se tiene -shvili 'hijo/a'.
En idioma armenio se tiene -ian "Krikorian" es hijo de Krikor (Gregorio).

Estructura de los antroponímicos

El nombre de una persona (antropónimo) consta de un nombre de pila y de uno o varios apellidos, según las costumbres de cada idioma y país. El nombre de pila lo dan los padres a los hijos cuando nacen o en el bautizo (pueden ser diferentes, ya que el primero cuenta a efectos civiles y el segundo a efectos religiosos). De ahí la expresión "de pila", que procede de "pila bautismal". En cambio, el apellido o nombre familiar, comúnmente el del padre o el del padre y el de la madre (aunque en algunos países se puede invertir el orden, o cuando se contrae matrimonio cambiar uno por el del cónyuge o adoptar en exclusiva el del cónyuge), pasa de una generación a otra. La palabra apellido procede del latín y tiene el mismo origen que "apelación", es decir, "acto de llamar". En la actualidad, en España, el nombre propio de los hijos es uno de los datos que se proporcionan al Registro civil en el momento de la inscripción del nacimiento2 3 y puede cambiarse por motivos justificados ante un juez.

En Rusia, el antropónimo de una persona, además del nombre y apellido, consta de un patrónimo derivado del nombre de pila del padre que se indica en medio de ambos como, por ejemplo, Lev Nikoláievich Tolstói (Lev, hijo de Nikolái Tolstói).

Antroponímicos del español

Los antroponímicos del español tienen principalmente seis orígenes:

Antroponímicos romanos, que representan el estadio más antiguo y han sido conservados en la lengua y habiendo sufrido en general el mismo tipo de cambios fonéticos que las palabras patrimoniales del español.

Antroponímicos hebreos y arameos, que empezaron a introducirse especialmente a partir de los siglos II y III cuando el número de personas de religión cristiana en la península ibérica empezó a ser apreciable.

Antroponímicos griegos, que básicamente llegaron con el cristianismo. Como muchos de los primeros cristianos procedían de la parte oriental del imperio romano, donde el griego era la lengua usual, los siguientes cristianos siguieron empleando nombres griegos que llevaron algunos de sus antepasados.

Antroponímicos germánicos, ligados a la entrada en la península de los visigodos que rápidamente constituyeron parte de la clase dominante. Originalmente estos antroponímicos se dieron solo en la nobleza germánica y gradualmente fueron adoptados por las personas de ascendencia hispanorromana, debido al prestigio que comportaba llevar alguno de estos nombres, por ser nombres de la clase dominante.

Antroponímicos árabes, desde la invación árabe. Son sobre todo nombres de pila como Fátima o Almudena.

Antroponímicos perromanos. Quedan muy pocos: Indalecio, por ejemplo.

Antroponímicos romanos

Los antroponímicos románicos del español y el resto de lenguas románicas derivan tanto de praenomina (nombres de pila) como de nomina (nombres familiares) latinos. En estos segundos abundan las terminaciones en -io (Antonio, Julio, Emilio...), -ino / -ano (Saturnino, Julián/Juliano, Emiliano, ...). Ya para los romanos muchos de los antroponímicos carecían de un significado transparente, por lo que el nombre de pila de una persona raramente tenía significado a finales del imperio, y su imposición a un niño tenía que ver más con la tradición familiar o los nombres locales más abundantes.

Antroponímicos hebreos y arameos

Como ejemplos baste recordar el nombre de algunos héroes bíblicos: Noé, nombre que indica descanso (descanso después del diluvio); Isaac 'ha reído', porque la que sería su madre, la anciana Sara, rio incrédula al anuncio de su embarazo futuro; Moisés, sacado del agua e hijo adoptivo (de la princesa egipcia); Jesús, de Yeshúa 'Yahvé es salvación', etc.

Algunos nombres bíblicos y cristianos son de origen arameo, ya que en el siglo I d. C., el hebreo ya no era la lengua coloquial en Judea. Entre los nombres típicamente arameos están Tomás, Marta y María (hebreo Mariam).

Antroponímicos germánicos

En la antroponimia española, algunos nombres son atribuidos a la influencia gótica, entre ellos se incluyen Ramiro, Bermudo, y Galindo. Es interesante notar también que algunos nombres españoles de hoy día originalmente fueron construidos en combinaciones de germanismos que después fueron romanizados. Estos nombres se remontan a formas que generalmente tienen la estructura "Adjetivo + Nombre" siendo las dos raíces formantes de origen germánico oriental, es decir, visigótico. Algunos ejemplos de esta onomástica son:5

Gótico alls 'todo' + funs 'preparado' = Adefonsus > Alfonso
Gótico alls- 'todo' + wars 'prevenido' > Álvaro
Gótico frithu 'alianza, paz' + nanth 'atrevido' > Fridendandus > Fernando
Gótico hroths 'fama' + sinths 'dirección' = Rudesindus > Rosendo
Gótico gails 'alegre' + wêrs 'fiel' = Gelovira > Elvira
Gótico gunthis 'lucha' + alv 'espíritu' = Gundisalv > Gundisalvus > Gonsalvo > Gonzalo

Antroponimia precolombina

Los indígenas precolombinos tenían en general nombres de significado transparente, para los hablantes, a diferencia de lo que sucede con la mayoría de nombres de las culturas europeas modernas.

En América del Sur encontramos:

Bachué madre de la humanidad, según los Chibchas.
Boupé, primitivo jefe de los Tairas, indios del Vaupés.
Bulira, princesa de los Panches.
Buynaima, hombre de agua, según los Murui Muinames.
Gerafaicoño, 'mujer de los sapos', según los Witotos)
Guarapurú, jefe guajiro.
Ibsnaca, princesa pijao.
Iruya, princesa del Gran Caquetá.
Já, primer humano según los Yaguas. Já significa 'agua'.
Kimaku, el primer hombre según los Koguis)
Teuso o Tenso, guerrero del Gran caquetá.

En Perú, encontramos algunos nombres en quechua como:

Asiri Sonriente.
Illari Amanecer.
Khuyaq Amorosa.
Killa Luna.
Kusi Alegre.
Killa Luna.
Misk´i Dulce como la miel.
Nina Fuego.
Ñust´a Princesa.
Pachacusi La que alegra el mundo con su presencia.
Phuyu Nube.
Qhispi Libertad.
Quri Dorada.
Quyllur Estrella.
Saya La que siempre se mantiene en pie.
Suyana Esperanza.
Urpi Paloma.
Wayta Flor.
Willka Sagrada.
Amaru Serpiente mítica.
Anka Águila.
Apumayta ¿Dónde estás señor?
Apu Jefe.
Atiq Vencedor.
Atuq Astuto como el zorro.
Huyhua Hijo predilecto.
Illapa Rayo.
Inka Rey.
Inti Sol.
Intiawki Príncipe sol.
Kuntur Cóndor.
Qhari Fuerte y valeroso.
Rimaq Hablador.
Sinchi Caudillo.
Sunqu Corazón.
Takiri El que crea música y danza.
Tinkupuma El que lucha como puma.
Wallpa Gallo.
Waman Halcón.
Wayra Viento.
Yawar Sangre.

Entre los antiguos mexicanos encontramos nombres como:

Cuāuhtemōc 'águila que desciende'
Motēuczōma 'nuestro señor enojado'
Cuitlāhuac '[el que] fue puesto al cargo'
Xicoténcatl 'boca de jicote'
Popoca 'Humear'

Entre los pueblos norteamericanos de las praderas, como los sioux, encontramos:

Thathanka Iyothanka ('Toro sentado')
Hehaka Sapa ('Alce negro')
Itonagaju ('Lluvia en la cara')

Terminología de la antroponimia

Antropónimo es cualquier nombre de persona humana, uno de los tipos de biónimo.
Aptónimo: es un patrónimo que posee un significado ligado a la persona que lo porta, el más corriente es la relación con su oficio o sus ocupaciones.
Cognomen: sobrenombre de un romano.
Criptónimo: nombre falso bajo el cual se oculta el verdadero.
Endónimo: es el antropónimo con que con la que los habitantes del propio lugar llaman en su lengua autóctona a una persona que pertenece a su mismo lugar en contraposición al exónimo.
Epónimo: adjetivo que indica que un nombre famoso ha dado su denominación a un lugar o pueblo. Por ejemplo, Alejandro el Grande es epónimo de la ciudad de Alejandría.
Escopónimo: aquel antropónimo diferente del nombre de pila de la misma que siempre posee una o varias funciones que vienen a añadirse a su función designativa intrínseca.
Etnónimo: nombre de un pueblo o etnia.
Exónimo: dentro de la antroponimia, y al contrario que el endónimo, es el nombre de persona adaptado a la fonética e idiosincrasia de otra lengua con que es conocida fuera de su idioma o ámbito lingüístico. Por ejemplo, William puede ser hispanizado como Guillermo. Es lo contrario del endónimo.
Gentilicio: nombre de un clan entre los romanos y en general nombre de los habitantes de un lugar; en este último caso también se lo denomina demónimo.
Glotónimo o glosónimo: nombre de una lengua o idioma.
Hagiónimo: nombre de santo
Heterónimo: pseudónimo que no solo se utiliza para evadir el nombre propio, sino al que se le da una personalidad e incluso una trayectoria biográfica. Por ejemplo, los heterónimos de Fernando Pessoa o los "Complementarios" de Antonio Machado. A la persona que se inventa esos heterónimos se le denomina "ortónimo".
Hipocorístico: denominación afectiva y deformada de un antropónimo propia de la amistad o del ámbito infantil: "Chema", "Paco", "Manolo", "Tolín", "Pepa"...
Matrónimo: nombre de una familia transmitido por la madre
Monónimo: nombre único que identifica generalmente a una persona, como Voltaire o Colette
Mote, alias o apodo: sobrenombre por lo general peyorativo o despectivo que se da a una persona. Se utiliza alias sobre todo cuando es la denominación que utiliza un delincuente para evadir su identificación por la justicia.
Necrónimo: denominación con la que se evita utilizar el nombre de un fallecido.
Nombre artístico: es el más sonoro que los artistas suelen adoptar para ser mejor recordados y reconocidos.
Nombre legal: es el nombre de las personas jurídicas inscrito en la oficina del Registro Civil.
Nombre de pila: Aquel que figura en primer lugar en la denominación completa. "Luis", "Josefina" etc.
Nombre de reinado: el que adopta un príncipe o un cardenal cuando se transforman respectivamente en rey o en papa: "Felipe VI", "Juan Pablo I"...
Nombre religioso o de religión: el que se adopta cuando se entra en una orden religiosa regular masculina o femenina. Por ejemplo, Juan de Yepes Álvarez se transformó en Juan de la Cruz cuando entró en la orden de los carmelitas descalzos y Teresa de Cepeda y Ahumada en Teresa de Jesús cuando entró en la rama femenina de la misma orden. El nombre que se abandona es una clase de retrónimo.
Ortónimo: véase "heterónimo".
Patrónimo o patronímico: nombre transmitido por el padre.
Pseudónimo: nombre falso utilizado para ocultar el nombre real.
Retrónimo: nombre que se ha abandonado o ya no se utiliza porque ha sido sustituido por otro. También se denomina así al nombre que suscita un nombre paralelo nuevo que designa algo con lo que forma pareja: la denominación del famoso torero "El niño de la Capea" suscitó la formación de "El niño de la Palma", otro famoso torero, por lo que es su retrónimo.
Teónimo: nombre de dios.


Bibliografía

ALBAIGÈS i OLIVART, J.M. (1984): Diccionario de nombres de personas, Barcelona, ed.Universitat de Barcelona, 1984.

BOULLÓN AGRELO, A. I. (1999): Antroponimia medieval galega (ss. VIII-XII), Tübingen, Max Niemeyer Verlag

GARCÍA GALLARÍN, Consuelo (2014): Diccionario histórico de nombres de América y España. Madrid: Sílex, 2014.

KREMER, D. (1993): "Portugiesisch: Anthroponomastik", art. 448, en Lexikon der Romanistischen Linguistik, Tübingen, Niemayer, vol 6.

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